Cuando en septiembre de 2000, un joven Messi de 13 años pisó Barcelona por primera vez había en España otros 83.801 niños federados en la categoría infantil que fantaseaban con la misma idea que él: ocupar el puesto de nuevo Ronaldo, Figo o Rivaldo. O en otras palabras: para que 5 lo logren, otros 10.000 se van a quedar por el camino.