Cada vez que sale en pantalla Achraf Hakimi, estrella de los Leones del Atlas, la sala se excita y alguno acaba en el suelo. Es impresionante la variedad de los asientos: hay desde aquellas sillas rojas de hierro que se estilaban en las terrazas hasta los años noventa hasta taburetes de plástico que no levantan dos palmos del suelo, pasando por mobiliario de oficinas que no conoció la informática.